He sido empleado en bastantes empresas. He emprendido en dos ocasiones. Cada mes visito una o dos empresas de desarrollo de distintas ciudades del país. Trabajo con ellos en formación y coaching. Algunas las visito sin llegar a trabajar en ellas. Además estoy en muchos foros y tengo muchos colegas y amigos del mundillo. Pensareis que mis problemas son con los directivos, con la gerencia…

Error: los disgustos me los dan los programadores.

(Eric Sink decía hace ya tiempo que “programmer” y “developer” no son la misma cosa. Por eso he elegido ese termino para este post.)

Algunos me cuentan que la gerencia no les toma en serio, que siempre les meten prisa y no les respetan. ¿Cómo esperas que te respeten si tu no crees en tu trabajo? Si tú mismo no te respetas. Si de verdad no crees que eres pieza clave para la empresa, para tus usuarios, … ¿crees que los demás te valorarán cuando tu mismo no lo haces?

Error: nadie te va a querer más que tu mismo (salvo que tu mamá esté en el equipo de desarrollo también).

La autoestima está por los suelos. Para decir lo bien que uno programa, para eso si hay egos bien subidos. El cowboy programmer, el que me dice… “a mí esto que me cuentas no me convence”, pero sin ningún argumento. “Yo no genero bugs”. Si le preguntase cuánto dinero le hace ganar a su empresa, seguramente su actitud no sería la misma.

Nos quejamos de una profesión que no está valorada, cuando nosotros mismos no terminamos de creernos que las empresas de software funcionan gracias a la simbiosis de la gerencia, el marketing y el equipo de desarrollo.

Mientras los que escribimos código no sintamos de verdad nuestra valía, esta profesión seguirá siendo de incomprendidos y malpagados.

Desgraciadamente el mayor freno para el avance de nuestra profesión, son los que la ejercen, por su falta de profesionalidad, de inciativa y de autoestima profesional.

Hace poco, le contaba a un colega freelance del gremio (de reconocido prestigio) el modelo de negocio que seguimos en iExpertos.com. Cuando terminé me dijo… “ahora en serio, cuéntame como te ganas la vida”. Y me quedé sorprendido. Así que este hombre tampoco cree que puedo transformar el negocio de la empresa y mejorar la vida de sus usuarios? Apaga y vámonos.

Justamente puedo ir a una empresa y cobrar 500€ el día de trabajo porque tengo total seguridad que ellos pueden ganar 10 veces más con mi aportación. Y sí, vivo de eso, y vivo bien. Pero sólo funciona porque lo pongo todo, porque lo creo al 100% y me comprometo al máximo. Porque estoy seguro de que cuando esa empresa entienda que su proceso y su ecosistema de desarrollo son inadecuados y los malos hábitos se cambien por buenos, podran multiplicar su beneficio por 10.
En las empresas donde tras mi marcha, los desarrolladores han cogido al toro por los cuernos y han dado el paso  hacia adelante, ahora me cuentan que están mucho mejor, que su día a día es satisfactorio y la calidad de sus productos va en aumento. En cambio, en aquellas empresas donde los que programan se han dejado dormir, es como si yo nunca hubiese existido para ellos. El problema no viene de arriba en estos casos.

¿Sabeís por qué llego a las empresas? Por que los jefes de equipo me llaman. Y ¿por qué llega la gente a jefe de equipo? Porque tienen más fé en su trabajo que el resto. Porque tienen más iniciativa y buscan la manera de mejorar su entorno. (Tambien hay casos turbios por supuesto).

Si para ganar más dinero crees que tienes que dejar de programar y “gestionar personas” y documentos de word, es porque no has sido un desarrollador lo suficientemente profesional como para provocar el cambio en tu organización o para marcharte a otro lugar donde reconozcan tu valía. No culpes al sistema, tú eres parte causante de esta loca “escalada” profesional hacia el máximo nivel de incompetencia.

Si no nos va a todos mejor es porque tenemos la cabeza metida en el agujero como las avestruces. Hay que saber decir que NO, hay que saber ponerse en su sitio, pero para todo eso, hay que hacerse valer y apostar fuerte por uno mismo.

Ultimamente tengo la sensación de que en España hay muy pocos que quieren tener iniciativa. La gente quiere vivir cómoda y que sean sus padres o sus jefes o sus políticos quienes les resuelvan la vida, pero no se quieren mover ni arriesgar. “Que la empresa se busque la vida que yo estoy por aquí mis 8 horas y no quiero saber nada de nadie”.

Las iniciativas de mejora que propongo a los equipos y a las empresas se suelen ver frenadas por los propios programadores. Es más, conozco casos donde la directiva está volcada con la mejora contínua y la plantilla se niega a dar de sí. El mundo al revés.

Si tuviésemos la valentía de ser humildes y comprometidos, podríamos cambiar el panorama totalmente. Podríamos hacer como los músicos por ejemplo, que aún estando en una banda, de repente se juntan con otros 4 colegas y graban un disco a parte, o tocan en varias orquestas.
He propuesto a algunos desarrolladores la cesión temporal por proyectos a diferentes equipos y empresas. Esto choca por igual a gerencia y desarrollo. Afortunadamente, gracias a algunos líderes de equipo, ya hay unas cuantas empresas que se están intercambiando personal, aunque sea por poco tiempo.

Queda decir que en las empresas que siguen el modelo de la cárnica, donde desde arriba creen que están comprando máquinas de hacer programas, son por desgracia un lugar donde es difícil hacerse valer. Si todos fueran valientes, lo que debería ocurrir es que esas empresas se quedasen sin plantilla; “ahí te quedas”. Veo empresas (no tienen por qué ser mis clientes) donde se dan las dos situaciones y combinaciones de ambas.

Con este post no quiero decir que todos los problemas de la industria del software los causemos los que programamos, sino más bien, que sólo nosotros podemos cambiar la situación y que por desgracia, me voy encontrando con mucha gente que NO quiere el cambio. Que quieren seguir acudiendo a su lugar de trabajo sin sentir que lo que hacen es realmente útil. Es muy triste.

Los equipos que practican XP no funcionan por XP, funcionan por su nivel de compromiso y de humanidad.