Si sabes que tienes que hacer limpieza, fregar los platos, tirar la basura, pasarle la ITV al coche, y no lo haces cuando toca, estás poniéndole obstáculos en el camino a tu “yo” del futuro. Al yo del futuro tampoco le apetecerá hacer esas tareas y se verá con más cantidad por hacer, lo cual le pondrá de peor humor. Las cosas tediosas es mejor resolverlas cuantos antes, ya sean domésticas o de trabajo; responder esos emails que están esperando desde hace tiempo, tomar esas decisiones que no te apetece tomar, enfrentarte a ese conflicto que no se ha resuelto…

Cuando resuelves las obligaciones en el presente le estás dando alas al “yo” del futuro para que pueda hacer cosas más interesantes, le estás cuidando. Eso es amar, dar apoyo y desear lo mejor al otro, también cuando ese otro eres tú dentro de unos días, meses o años.

Mirar al futuro también nos permite reflexionar de manera inversa, sobre el presente. Si estoy haciendo ahora un trabajo que no me apetece nada y que a mí yo del futuro le da igual, no le aporta nada, quizá lo mejor es abandonarlo. Se me ocurre el ejemplo de las personas que tienen la carrera universitaria atravesada, un máster a medias o algo por el estilo, que tienen clarísimo que a su “yo” del futuro le da totalmente igual tener ese título (y lo saben desde ya). Siguen a trancas y barrancas porque ya le han dedicado tiempo (costo hundido), pero no porque a su futuro le sirva para nada.

Traer el futuro al presente es muy útil para tomar decisiones hoy. Es poco probable que te apetezca hacer en el futuro algo que no te gusta/apetece hacer ahora. Creo que fue a  Jason Fried de 37signals a quien escuché decir que cuando le invitaban a un congreso meses en el futuro o cualquier otro tipo de evento que le supusiera un esfuerzo, lo que hacía era imaginarse que el evento era mañana. ¿Si el evento fuese mañana me apetecería ir? Si la respuesta era que no, entonces rechazaba esa propuesta de futuro. Me parece una forma excelente de tomar decisiones sobre el futuro.