Los colores del cielo al amanecer son exactamente iguales que los del atardecer, con tonos rojizos antes de que aparezca por el horizonte y cuando se acaba de ocultar, o con tonos más amarillos cuando está por encima del horizonte. Si no supieras la hora del día que es y estuvieras en un lugar desde el que no pudieras reconocer los puntos cardinales, no sabrías si está amaneciendo o si está anocheciendo.

La visión subjetiva de la realidad nos lleva a ver los colores del cielo como diferentes cuando amanece que cuando anochece. Nos vemos la realidad como es, sino que vemos la historia que nos contamos en nuestra mente.