Con la pandemia me he dado cuenta de que me resulta menos pesado repartir ciertos ejercicios a lo largo del día que estar todo el día quieto y luego entrenar una hora o más con intensidad. El libro de Juanje Ojeda, 3 pasos contra el sedentarismo me ha animado a desarrollar esta idea. Procuro caminar 10 o 20 minutos varias veces al día, en vez de caminar una hora seguida. Conforme voy caminando, a ratos hago movimientos como levantar los brazos por encima de la cabeza o rotar los hombros y dos o tres veces me quedo colgado de una barra durante 1 minuto aproximadamente. La espalda lo agradece. Si siento el cuerpo despierto y preparado, intercalo alguna serie de flexiones o de dominadas. Al cabo del día puedo hacer 50 dominadas sin darme cuenta, sin que me suponga un esfuerzo y sin que parezca que estoy dejando de hacer otras cosas para entrenar. Son ejercicios que no me hacen sudar.

Esto no sustituye a un buen entrenamiento de fuerza o de hipertrofia para ganar masa muscular, pero sí va muy bien para mantenerla y es más sostenible y fácil de seguir haciendo en el tiempo, sobre todo cuando es difícil encontrar un hueco para entrenar. Mantiene el cuerpo con un buen nivel de energía durante el día y me da el mismo apetito o más que cuando me paso el día sedentario y luego entreno una hora.